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viernes, 12 de diciembre de 2008

Nos armaron el belén y no nos dimos ni cuenta

Anda que no hemos manchado papeles los medios de comunicación en las últimas semanas con el asunto del árbol de Navidad de hidrógeno. Que es muy caro, que no sirve para nada, que es un capricho… Se ha dicho de todo. Mientras tanto, se nos pasó por alto echarle un vistazo a los detalles del Belén de Arena.

Durante los últimos tres años el Belén de Arena de Las Canteras ha sido el orgullo navideño de los capitalinos. Con artistas internacionales en su creación y talleres educativos durante todo el mes que permanece instalado en la playa de la ciudad, las figuras han sido objeto de admiración cada año tanto dentro como fuera de la isla.

Su coste se ha mantenido intacto durante los tres años, incluido éste que se ha colocado, en torno a los 130.000 euros. Hasta ahí todo bien. Todo igual. Sin embargo, las esculturas de este año parece que no están obteniendo la admiración que despertaron años anteriores.

Si bien en los dos primeros años, el belén se caracterizaba por su vistosidad figurativa, con esculturas de alto valor compositivo y dificultad técnica, este año nos hemos encontrado con cinco cubos de arena sobre los que se han realizado tallados de estilo románico, con bastante poco movimiento y una dificultad técnica cuestionable.

Dicen que para gustos los colores, claro está. Pero lo cierto es que los ciudadanos salen decepcionados del recorrido por el Belén. Los charquitos, los efectos de luces y de agua, quedan este año reducidos a un estanque mal armado y poco alineado alrededor del cubo central.

Con más maderas de las habituales y menos espectacularidad, el Belén de este año es un triste reflejo de su esencia, en la que durante los dos años anteriores participaba no sólo el director de escultórico de siempre, Etual Ojeda, sino también el que fue siempre su mano derecha, Óscar, de quien decidieron prescindir este año. ¿Es quizás por eso que este año ha faltado el toque más artístico del diseño? ¿O es que han querido innovar tanto que han reducido el diseño a la mediocridad? Quizás es que no les daba tiempo a hacer nada mejor.

Sea como fuere, lo cierto es que los 130.000 euros de ese Belén falto de encanto y de belleza cantan a la luz de las críticas que recibió el árbol de hidrógeno por 40.000. Supongo que es una cuestión de intereses. Puede que interesara más a ciertos medios criticar los 40.000 euros de un árbol innovador, que los 130.000 de un belén peor que el de otros años. ¿Quién sabe?

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