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miércoles, 9 de enero de 2008

Los dioses del Carnaval

Carnaval, carnaval, carnaval te quiero... Sí, sí, acabamos de terminar de desenvolver los regalos de los Reyes y ya está aquí el Carnaval. Es lo que tiene el calendario cristiano... qué manda la luna... ¡qué ironía, ¿no?! Y muchos dirán que para Carnaval el de Brasil. Pero, no señores míos, no. Para mí cómo se vive el Carnaval en... en Canarias en general, que no estoy yo hoy para disputas insularistas, no se vive en ningún sitio.

A mí este año me va a tocar vivirlo en Gran Canaria, donde comienza el próximo martes día 15 de enero. Una vez es siempre la primera. Y, aunque esto negaré haberlo dicho (no sé cómo carajo voy a negarlo si lo estoy publicando, pero bueno), lo cierto es que me apetece mucho descubrir cómo se vive en esta ciudad tan cercana a la mía, Santa Cruz, la que para mí es la mejor fiesta del año: la fiesta de la carne, la que honra a Baco y su gemelo griego Dionisio, la fiesta más pagana del almanaque.

Y lo de Baco y Dionisio no está dicho sin intención. Y es que el motivo central del Carnaval grancanario de este año es precisamente el Olimpo de los Dioses, un tema que compite en mi corazón con el que presenta el Carnaval de Tenerife, la Magia, otra de mis grandes aficiones.

¡Ay, los dioses del Olimpo! Pero, qué bien vivían. Todo el día hartándose a comer Ambrosía y recostados en sus nubes celestiales con sus mantos de ligera seda cubriendo sus desvergüenzas. Sin embargo, hay mucho más.

Los griegos, y luego en imitación los sabios y sincréticos romanos, supieron diseñar en su extenso ideario mitológico todos los estereotipos que definen los caracteres humanos. Creo que podría tirarme la vida entera con este tema. La mitología griega es una compleja historia de nacimientos, vidas, muertes, traiciones y enfrentamientos que poco o nada tiene que envidiar a sagas modernas como El Señor de Los Anillos o la Guerra de las Galaxias.

Pero, no me extenderé. Basta recordar que antes que nada fue el Caos, tal cual cuentan las teorías físicas modernas, que de éste surgiría Gea, la Tierra, quien, como bien reproduce la wikipedia, "de su propio ser, «sin dulce unión de amor», trajo a Urano, el cielo estrellado, su igual, para cubrirla a ella y a las colinas, y también a Ponto, la infructuosa profundidad del mar". Entonces, el cielo y la tierra, en una incestuosa unión que condenarían los cristianos, dieron a luz a los Titanes y las Titánides.

De todos ellos, sobresalió Crono, el tiempo, como no podía ser menos pues es el tiempo quien todo lo marca, quien tras derrocar a su padre, al que detestaba, desposó a Rea, que simboliza la fertilidad. Fue de esta unión de la que surgieron los primeros dioses del Olimpo: Deméter, Hades, Hera, Hestia, Poseidón y Zeus, quien estaba destinado a destronar a su padre, como hizo éste con el suyo propio.

De las relaciones de Zeus con algunas de sus hermanas y con otras mujeres, surgiría el resto del plantel de dioses que cubrían el firmamento griego: Hefesto, Ares, Hermes, Atenea, Apolo, Artemisa y Dionisio; a los cuales se suma Afrodita, nacida de los genitales de Urano tirados al mar tras ser cortados por Crono. Y sí, si los han contando, cuentan bien, porque si bien el Olimpo tenía 12 sillas, los dioses eran 14 en total, ya que Hades pasaba la mayoría del tiempo en su reino de las tinieblas, turnándose con Deméter para ocupar su trono divino, después de que el primero raptara a la hija de ésta para llevársela consigo a los infiernos. Mientras Hestia cedió su puesto al joven y vivaz Dionisio para vivir entre los hombres y proteger sus hogares.

Obviando y pasando muy de puntillas por la historia de todos ellos, basta echar un vistazo a la simbología que cada dios griego representaba, para darse cuenta con qué magnífica pluma los creadores de la mitología fueron capaces de dibujar 14 semblanzas que bien podrían imponerse como estereotipos de los estados humanos:

- Zeus es el dios del cielo y el trueno, es el de mayor rango y el más poderoso, regidor del monte Olimpo, el dominante, el padre, el líder por excelencia.
- Poseidón, junto con Hades el siguiente en antigüedad, es el dios de los océanos, también llamado Ennosigeo, ‘agitador de la tierra', causante de los terremotos, de humor variable e ira feroz.
- Hades, el invisible, el señor del inframundo, asociado a la muerte y temido por los vivos, aunque severo, cruel y despiadado, no era un dios malvado, sino con un alto sentido de la justicia.
- Atenea es la diosa de la sabiduría, las artes, la belleza interior, la educación, representa la meditación y sabiduría en los asuntos de la guerra y protege a los hombres de sus estragos.
- Ares es el dios de la guerra y de los héroes, personificación de la fuerza bruta y la violencia, así como del tumulto, confusión y horrores de las batallas, en contraposición a su hermanastra Atenea.
- Artemisa es la diosa de la caza, los animales, la fertilidad y la salud, asimilada también a la magia, al bienestar y a la riqueza.
- Hefesto es el dios del fuego, el trabajo manual, los artesanos y las armas, hijo del esfuerzo y la dificultad, se le representa como bastante feo, lisiado y cojo.
- Apolo es el dios de la danza, la música, la sanación y la medicina, la arquería y la razón, asociado a la luz y a la verdad, fue patrón de Delfos y por tanto, un dios oracular.
- Hermes es el dios mensajero, también de la orientación, los viajeros, los pastores, el consuelo y las reuniones. Fue el creador del fuego y existe un paralelismo entre él y el titán Prometeo, creador de la raza humana para la cual robaría el fuego de los dioses.
- Afrodita es la diosa del amor, pero el amor entendido como la sexualidad, la belleza externa y la atracción. Es la más sensual de todas las diosas griegas.
- Hera es la consorte de Zeus, y la diosa del matrimonio, los sacrificios y la fidelidad, destaca por su carácter celoso.
- Hestia es la diosa del hogar y la familia, de sentimientos íntimos y tradicionales, juró permanecer siempre virgen y de ella dependía la felicidad y la armonía conyugal.
- Deméter es la diosa de la tierra, las flores y las plantas, la comida, la conservación del matrimonio y la agricultura, es identificada como la naturaleza o la madre tierra.
- Dioniso es el dios más joven del panteón, y el dios del vino y la sexualidad abierta, símbolo de la fuerza vital básica e incontrolada, marcado por la dominación de sus instintos.

Pero, hay mucho más. Todos y cada uno de ellos poseen su propia historia, cuentos llenos de entresijos, de metáforas tan fascinantes que resulta comprensible la creencia de los griegos en sus dioses, pues en sus complejas historias desentrañan toda una filosofía para explicar las grandes preguntas del hombre en la Tierra.

No voy a reproducir yo lo que otros hicieron antes a lo largo y ancho de la red, pero recomiendo la lectura de las historias que describen a todos ellos. Seguro que en sus líneas acabamos encontrando el disfraz que más nos pega para salir a la calle este año. Pero, dada la fiesta que nos ocupa, os invito especialmente a conocer la historia de Dionisio, el dos veces nacido, y a descubrir vosotros mismos la fuente que luego pudo inspirar a las religiones mistéricas en sus teorías sobre la reencarnación, y cómo se fraguó la personalidad del más atrevido y fiestero de todos los dioses olímpicos.

Para los más vagos, aquí os dejo otro link a un divertido cuestionario que os hará hallar qué dios de los dioses os representa mejor. El mío, al parecer, es Apolo.



Descubre que Dios del Olimpo eres

Así que nada, a robarle las sábanas a la abuela y a preparar los disfraces porque ya no queda nada.

¡Feliz Carnaval para todos!


jueves, 3 de enero de 2008

Isn't it ironic?

Estoy en mala edad. Esa parece ser la conclusión con la que debo quedarme tras las conversaciones que se han repetido estos días con diferentes amigos sobre el eterno asunto de las parejas. Sí, amigos, sí. Estoy en esa bendita edad en la que la gran mayoría de tus amigos ya han hecho sus apuestas y de repente escuchas en tu cabeza al cuprier de la mesa de reparto decir eso de “no va más, señores”. Y ahí te has quedado tú, con todas tus fichas en la mano y cara de panoli.

Sí, es la edad. Esa edad en la que cuando te interesas por un hombre, incluso si él también se interesa por ti, está casado o con pareja estable o viene con alguna tara de fábrica (normalmente mental). Con lo cual, te quedan dos opciones: asumir que se te pasaron las rebajas y resignarte a rebuscar en las tiendas de taras uno que no tenga muchos agujeros, o vivir de los préstamos de las “amigas” (esas legítimas desconocidas) a ver si uno de estos días a alguna se le olvida pedirte que le devuelvas al prenda.

¡Ay, qué ironía! Como decía el otro día mi querida amiga Estefanía, con la de gangas que se ha encontrado una por ahí y las ha dejado pasar. Sí, señor. Es el sino de las inconformistas. Ninguno fue suficiente, nosotras buscábamos al hombre perfecto, al hombre de nuestra vida. Y un día despertamos y nos encontramos que nos ha pasado como lo que cuenta Alanis Morissette aquí al lado en el reproductor: “meeting the man of my dreams, and then meeting his beautiful wife, isn’t it ironic?”.*

Aunque bueno, para qué nos vamos a engañar, vale más estar en este lado de la barrera, viendo cómo los hombres nos buscan para echar sal y pimienta a las aburridas vidas en las que se han embarcado con sus mujeres ideales, que ser mujeres ideales que esperan con una venda en los ojos a que lleguen sus amados maridos de “trabajar hasta tarde en la oficina”, ¿no creéis?

En el fondo, esto sólo sirve para que a una se le quiten definitivamente las ganas de esperar a su príncipe azul, sabiendo que tarde o temprano acabará destiñendo y quedándose, como mucho, lila pálido. Vale más asumir de una vez por todas que te vas a quedar, no para vestir santos, porque eso ya no se lleva, pero sí para desvestir demonios, que hay unos pocos sueltos…

And, isn’t it ironic? Don’t you think?

Feliz año, amigos!


*Conocer al hombre de mis sueños, y entonces conocer a su preciosa esposa, ¿no es irónico?