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martes, 4 de septiembre de 2007

El ser político

Acaba de llamarme mi amigo Carlos, el argentino de ayer, sí, para decirme muy contento que "por fin" ha ganado el socialismo en Santa Fe. "Ah", le dije yo extrañada, porque la verdad no entendía a qué venía tanto revuelo. Luego me explicó que el socialismo llevaba sin gobernar en esta región argentina desde hacía 21 años, que siempre había ganado el peronismo. Y yo, "ah, pues muy bien", le dije, suponiendo que su alegría se debía a que este partido traería ciertas mejoras para esa zona del país y a que estaba ilusionado por el cambio. "Los cambios siempre son buenos", le dije yo.

La sorpresa vino cuando, a continuación, me dijo: "sí, es que mi papá es muy amigo de los socialistas y eso significa que voy a conseguir un trabajo del estado para toda la vida". Estupefacta me dejó. "Pero, bueno, chico, ¡o sea a que a ti lo único que te interesa es que te enchufen de funcionario!", le dije indignada. "Pero, boluda, ¿vos sabés lo que es trabajar para el estado? ¡De ahí ya no te mueven ni muerto!". "¿Y si ese trabajo te lo hubieran dado los peronistas?", le pregunté. "Y, bueno", me contestó, "si mi papá tuviera amigos peronistas hubiera preferido que ganaran ellos, obvio".

¡Qué decepción! No le dije nada más, la verdad, ¿para qué? Pero, la historia me dejó pensando. ¿No será esa misma la idea que tengan los militantes de los partidos de aquí de España? ¿Por qué se afilia uno a un partido político? Es una pregunta que suelo hacer a los concejales que me toca entrevistar de vez en cuando. Todos te contestan cosas muy bonitas: "me afilié en la época franquista para luchar contra la dictadura", dicen unos; "la política es parte de la vida", afirman otros; "las cosas hay que cambiarlas desde dentro", explican los más activistas; "siempre tuve vocación de servicio ciudadano", aseguran los más humildes...

Seguro que algunos lo dicen sinceramente, pero seguro que también hay muchos que piensan como mi amigo el argentino, ser político = facilidades laborales. Y es que, en el fondo, ¿no lo vemos a diario? Yo me suelo quedar boquiabierta cuando veo a los políticos tirarse los trastos a la cabeza por la más mínima chorrada.

Basta fijarse un poquito para darse cuenta. Da igual quién gobierne y quién esté en la oposición: el que está abajo siempre busca estar arriba a toda costa. Y, algunos dirán, "claro, porque creen que su programa de gobierno es el mejor". Y yo digo, muy bien, pero entonces, ¿por qué cuando llegan al gobierno acaban haciendo exactamente lo mismo que criticaban de los otros cuando estaban abajo? Porque eso pasar, pasa, sólo basta tirar de hemeroteca para comprobarlo.

Y, al final, lo de siempre, el idealismo acaba hecho jirones por el ansia de poder y los que pensábamos que la política era el arma para cambiar el mundo y soñamos con la lucha común por el bienestar, nos miramos en el espejo y nos damos cuenta de lo pringados que somos, mientras los más listos aprovechan la ocasión para sacar beneficios de todo lo beneficiable.

¡Qué asco!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que tienes que hacer es afiliarte a un partido político, o mejor aún, que te enchufe tu amigo Mauro, jeje, allá en La Pampa. Lo que quieren todos es subirse al burro. Luego no hay quien los baje ni a garrotazos.Y además que más da quien gobierne? En realidad tampoco lo harán ellos, sino las multinacionales y su política globalizante. ¿El bienestar del pueblo? Quédate sin trabajo y ponte en manos del Estado. Luego me lo cuentas. Un saludo.

Vanessa Del Cristo dijo...

Si es lo que yo digo, ya no hay lugar para el idealismo... qué pena!

Anónimo dijo...

Ayer lei que un escritor francés se preguntaba... "¿por qué permitimos que nos gobiernen psicópatas?"... no olvides nunca precisamente eso, que la mayoría además de golfos tienen la virtud de ser también unos psicópatas... y asi nos ha ido y nor irá por los siglos de los siglos...